Ya no escandaliza al público con besos lésbicos, ni se crucifica en directo, pero la Reina del Pop ha demostrado por qué lo es en el descanso de la Super Bowl.
Madonna entró a ritmo de Vogue en el estado del Indianápolis cual emperatriz o diosa guerrera portada por gladiadores musculosos y con la contribución del Circo del Sol. Después se convirtió en la ama de la pista con Music, en la que intervinieron uno de los duos de moda, LMFAO, que sirvió a la diva para demostrar el gran fondo físico que tiene. El guiño al deporte llegó con la performance realizada sobre su nuevo single, Give Me All Your Luvin, en la que se acompañó de dos animadoras de excepción, MIA y Nicki Minaj. A golpe de tambor, un medley marcial de Open Your Heart y Express Yourself junto a Cee Lo Green, hasta llegar a otro de sus temas míticos, Like a Prayer a lo góspel, con el que cerró en mitad de destellos dorado y deseando la paz en el mundo.
Han sido 12 minutos con 44 segundos sin tregua, con una selección de temas cuidada, colaboraciones estudiadas y una puesta en escena espectacular. Una muestra de la buena impresión causada por la actuación es que durante su desarrollo se alcanzaron 10.245 TPS (tweets por segundo), batiendo el récord de tweets de un evento deportivo. La final de la Super Bowl ha sido vista este año por 111 millones de televidentes en Estados Unidos, la cifra más alta para un programa en ese país y que se encargó de arrancar Kelly Clarkson interpretando el himno nacional.
fuente: www.los40.com
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