Por: Johan Bueno
Caminando por la red me encontré con la gran notocia de que una de mis grandes y jóvenes musas literarias, se marcha de Quisqueya.
No puedo negar que sentí una tristeza muy onda, de esas que te crean un enorme nudo en la garganta, de esos que no permiten que pase por ese lugar la minima cosita de alimentos.
Se va Arlene, mi hermosa amiga, de sonrisa tierna y palabras dulces. Pero aparte de la tristeza sentí muchisima felicidad, se marcha con las maletas llenitas de sueños, de esos que solo se estacionan en tu cabeza para recordarte que el ser humano no debe detenerse.
Solo quiero decirle que siempre tendrá un amigo, ese amigo de siempre el que estuvo atento a todos sus pasos, vigilante, tranquilo y silente. Te vas pero dejas aqui, en tu amado Santo Domingo, una trulla de gente que te ama y te servirá para toda la vida, y aunque el mundo atente contra nosotros, aún así, estaremos de frente esperando tu regreso triunfal.
"Te pongo el divorcio. Te cedo mi hogar. Te presto mis amigos de años."
Te pongo el divorcio. Te cedo mi hogar. Te presto mis amigos de años. Te encargo las personas que más amo. Te obsequio parte de mi corazón reparado, destruido y en construcción. Te exhorto a que en mi ausencia disfrutes de las bellezas que visten tus montañas y tus valles ¡Oh!
República Dominicana, querida. Me voy de viaje, pero te llevo en mi alma, en las pupilas mojadas por el dolor de la partida, te guardo en el almanaque que encamina a mis venas. ¿De qué hablas? Te preguntas.
Te cuento. El amor es libertad. Nunca estar atada ha sido mi horizonte. Por un instante, has dejado de retarme. Anhelo nuevos aires, elaborar desafíos, archivar conocimientos. Pero, créeme, te vas en mis maletas porque has clavado punzones en partes ínfimas de mi cuerpo. Tus cicatrices me han marcado y quiero darte gracias por cada una de ellas, pues es por éstas que soy la persona que ves. Agradezco las innumerables sonrisas que has traído a mi vida, así como cuando el sol entiende que llegó el atardecer, y que ya el brillo de la madrugada se ha ido, que debe comenzar un auténtico color, que es necesario la apertura de otra puerta. Confiada en estos pilares: bailo, canto, río y lloro. Soy feliz. He sido bendecida. ¿Sí? ¿Te desespero?
¿Quieres saber de qué rayos hablo? ¡Te dejo Quisqueya! ¡Tranquila! Es un año: 365 días y 12 meses, precisos para valorarte, para amarte más, pero sobre todo para enseñarte que en Taiwán, también puedo construir puentes de fe, de esperanza, de desarrollo personal y de amor. Desconéctate de mi cercanía. De saber que estoy en tierra de palmeras cocoteras. Pero, léeme y escríbeme, por esta vía. Te estaré esperando.
No te apartes de mí, Dominicana. Dame el divorcio, pero no lo firmes. Olvídame, pero no dejes de recordarme.
Fuente: Listin Diario
Autor: Alene Reyes
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