El reconocido galerista y mecenas del arte pictórico nacional Marcial Frías, quien regenteó por más de tres décadas la legendaria sala de arte Giotto desde donde apoyó las entonces jóvenes promesas de la pintura de los años 70´s y 80´s está buscando apoyo para continuar su labor en el barrio Luperón donde reside.
Visitarlo en la calle Pedernales, donde comparte sus días con una de sus tres vástagos refleja su doble condición de ser humano excepcional y de la humilde condición en que vive.
Aunque sus paredes, todas tapizadas de obras de artistas de todos los calibres del país, reflejen una gran riqueza y tal vez el deseo de que ese humilde hogar siga siendo la galería de arte en que Marcial Frías creció, se desarrolló y ayudó a desarrollar a otros, lo cierto es que a este lugar nadie acude a comprar nada.
Esos cuadros son un recuerdo muy grato para él ya que forman parte de la exposición que en su honor realizaron un grupo de artistas en el Museo de las Casas Reales en enero del 2007 titulada "El buen marcial".
Varias generaciones de artistas crearon obras especialmente para El buen Marcial, desde el Maestro Cestero, Geo Ripley, Alberto Bass, Nidia Serra, Milán Suero, Miguel Gómez, Ángel Haché a la que hay que incluir otros 30 artistas.
Miguel Gómez motorizador de ese homenaje sostiene que "nuestro buen Marcial merece el reconocimiento no solo de los artistas que tuvieron en él un símbolo de energía y entusiasmo, sino del gobierno dominicano y del resto de la sociedad".
A pesar de haberse iniciado con el maestro Prats Ventós y haber hecho una carrera como animador cultural, galerista y promotor voluntario de las artes plásticas nacional y de haber regenteado su propio negocio (Giotto) en la Avenida Meriño de la Zona Colonial, el Buen Marcial vive en un marco de muchas precariedades.
Con la humildad que ha sido norte en su vida, Marcial Frías, no pide nada para él, dice que quiere ayuda para iniciar un proyecto de acercamiento al arte con los niños de ese y otros barrios cercanos .
Sin embargo, el pintor Miguel Gómez y el comunicador Junior McKabeth consideran que El Buen Marcial debe ser primero reconocido por "ese mecenazgo que prohijó tantos artistas" y luego pensionado," ya que sin haber sido contratado por el estado no necesitó ni contrato ni sueldo para hacer lo que hizo".
De la labor de Marcial Frías pueden dar constancia afamados maestros de la pintura como Guillo Pérez, Candido Bidó, Freddy Javier, Alonso Cuevas y muchos otros que "Marcial contribuyó a orientar y consolidar su práctica, con el mismo respaldo solidario que hoy precisa, pero que no reclama, sino que merece", sostiene Gabino Rosario.
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