A pesar de la inmensa fortuna que algún día heredarán Sean Preston y Jayden James, los hijos de Britney Spears, parece ser que, si su padre se sale con la suya, tendrán que ganarse la vida como todo hijo de vecino. Ese es el deseo de Kevin Federline, quien, en declaraciones al diario australiano Herald Sun ha expresado su intención de ponerles a trabajar en un Mcdonalds cuando tengan la edad justa para evitar que acaben convirtiéndose en los típicos niños malcriados hollywoodienses.
"Yo trabajé lavando coches, en una pizzería, esas experiencias me convirtieron en el hombre que soy hoy. Britney y yo estamos tan ocupados que no hemos podido dedicar suficiente tiempo a educar a Preston y Jayden. Pero los dos estamos de acuerdo en que deben ir a la escuela y aprender a ser niños normales." - afirma Federline.
fuente: www.los40.com
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