Por Giovanny Cruz Durán
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He sostenido que nosotros estamos obligados a vencer el encierro que presupone nuestra condición de isla. Por eso, procurar la capacitación y proyección internacional de maestros, artistas, escritores y agentes culturales es imperativo. También por eso, realizar cónclaves internacionales (como festivales, ferias, concursos y congresos) no es una parejería. No. Es una necesitad impostergable.
Actividades de ese tipo nos conectan, de muy buena manera, con el acondecer cultural del mundo y muestran una formidable cara de nuestro país en el renglón del cual escribimos hoy.
En el mes de agosto se celebraría en el país el Segundo Congreso de la Crítica Literaria, dedicado a Marcio Veloz Maggiolo.
Figuras de primer orden de la intelectualidad del planeta (entre ellos Sergio Ramírez) habían aceptado participar.
Maestros y escritores nacionales e internacionales se apresuraron a escribir las ponencias asignadas.
Un importante grupo de intelectuales, encabezados por Diógenes Céspedes, trabajaron arduamente, durante mucho tiempo, en la organización del citado congreso.
El suscrito fue comisionado para presentar una ponencia sobre un aspecto crítico del teatro dominicano. Ya está lista.
Empero, hoy nos llegó una carta anunciando la cancelación, “hasta nuevo aviso”, de la trascendental actividad.
Esto ha caído como un balde de agua fría a todo el sector literario del país y constituye toda una afrenta ante las figuras que ya habían sido contactadas, las cuales agendaron esta importante actividad intelectual dominicana.
Eso terminará en un gran contratiempo para la imagen internacional del país y un recelo local contra el estamento cultural del Estado Dominicano.
En los corrillos culturales se habla de muy serios problemas económicos y administrativos que la actual gestión ha heredado en el Ministerio de Cultura. Se adelanta, también, de supuestos resultados terribles de una auditoría realizada, o en proceso, que no hemos logrado confirmar del todo.
Creo que es hora de hablar claro sobre tópicos administrativos en el Ministerio. Si no, los justos pasarán a ser los culpables y todos los agentes culturales seremos irremediablemente afectados.
Es hora sacar, si se ha comprobado, toda la podredumbre que al parecer ha arropado el sector durante los últimos años, sin que importe quién caiga en la desgracia total... y si es de rigor, en la chirola.
Mientras yo, igual como hicieron con el Segundo Congreso Dominicano de la Crítica Literaria, voy a auto lanzarme el algunas veces lamentable...
¡Telón!
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