Pargo, el espectáculo teatral dominicano más aplaudido de la década, regresa a escena de la mano de su autor y director, Waddys Jáquez los días, 27, 28 y 29 de julio.
Con la creatividad que lo caracteriza, Waddys Jáquez, el más exitoso dramaturgo joven del país regresa a la Sala Principal del Teatro Nacional con un nuevo concepto teatral aplicado a una de sus obras más emblemática, Pargo, la más premiada de su larga lista de obras exitosas tanto en el país como internacionalmente.
“Pargo, los pecados permitidos… Parte atrás” tiene un nuevo montaje, en el que el público es uno de sus principales recursos, ya que pasa de pasivo a activo en la historia que cuenta –y casi siempre encarna- Waddys Jáquez, que satirizan el afamado y anhelado american dream o “sueño americano”.
Uno de los mayores atractivos del nuevo montaje de Waddys Jáquez, lo constituye además la inclusión de la veterana actriz cubana Verónica López, una de las grandes exponentes del teatro cubano. Aplaudida en su país y en la República Dominicana desde hace 17 años, donde se desarrolla además de comediante de TV, como maestra de nuevas generaciones de teatristas y como productora artística.
“Estoy muy feliz y honrado de contar con Verónica López, porque es sobre todo una actriz contundente y versátil que llena la escena en cada una de sus interpretaciones”, afirma Waddys.
El actor que estremeció la escena local hace 10 años con este montaje en el que interpreta cuatro personajes muy distintos explica que aún el público que vio “Pargo”, se va a sorprender de los cambios que ha implementado en el mismo “deseamos romper con los patrones tradicionales que colocan al público sólo como observador. Ellos son parte vital del teatro y lo podrán ejercer en estas nuevas representaciones”.
La transformación va desde el propio espacio en que se desarrolla la obra. La Sede del Patronato de Recuperación Global Organizado (Pargo), como se llama el centro comunal que da ayuda emocional a personas con distintas adicciones llegadas al límite del desarraigo personal y el abandono de la sociedad.
Los personajes, que con sus nombres y sus diálogos se han quedado sembrados en el corazón del público que los conoció en las anteriores presentaciones de Pargo, en el 2002, Mariacuchívida, Papichio Domínguez, Zaza, Pasión Contreras y el licenciado Betances, serán encarnados por Waddys Jáquez y Verónica López.
“Todos, como piezas claves de un nefasto rompecabezas han sido elegidos por el licenciado Betances para contar sus testimonios de vida, acróbatas de un circo dantesco en medio de las calles newyorkinas, una manzana que para ellos, desde hace años está podrida”, afirma el también director de la misma, Waddys Jáquez.
Waddys ha sido ganador de todos los premios a teatristas en Nueva York (Premios ACE, HOLA) y ha ganado 12 estatuilllas de los Premios Casandra por sus obras. Se ha presentado en Cuba, Argentina, México y varias ciudades de los Estados Unidos. Con “Pargo, los pecados permitidos”, parte atrá, inicia un periplo teatral por distintas salas del país, de Santo Domingo y luego pasa a Medellín, en agosto.
Con su entusiasmo natural y la certeza de que es de los teatristas dominicanos que más público lleva a ver sus obras, Waddys Jáquez afirma que “el que crea que lo ha visto todo, que venga a ver Pargo”.
La Obra
Pargo nace en las entrañas mismas de la famosa calle 42 en Nueva York, lugar donde vivió su autor por más de 6 años. El contacto diario con personajes de ese submundo, protagonistas de una ciudad que en aquel entonces, (antes de ser tocada por la varita mágica de DisneyWorld), no era más que un nido de prostitutas, drug dealers y almas en pena, sirvieron de inspiración para crear esta historia que nos muestra el lado oscuro del famoso “Sueño Americano”.
Dos actores suben al escenario y con ellos 5 historias de humor y dolor. Están ahí para contar el cuento con la precisión de la palabra, el virtuosismo del cuerpo y lo desgarrador y comprometido del tema: la voz de los olvidados, de los enfermos de SIDA, de las mujeres de media noche, de los arruinados, de los exilados del mundo, de las espaldas mojadas de Dios, que también fueron expulsados del amor.
Un montaje interactivo en el que el público no es el público si no una manada de “compañeros asistentes”, pacientes en recuperación de unPatronato de ayuda que el primer viernes de cada mes celebra su encuentro de solidaridad comunal. Un evento que el morbo de los que dicen presente, ha convertido en circo pueblerino, donde a través de las historias tragicómicas de sus integrantes, la diversión está garantizada.
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