El estilo se tiene o no se tiene. Y además, de ser una artista plena, la cantante británica Dua Lipa, se ha ganado a pulso cada halago, cada récord que registra y cada portada que protagoniza. La cantante londinense de origen kosovar, es portada de Vogue España en su número de octubre y ya puedes ver aquí un aperitivo de esa sesión.
Para esta revista, Dua Lipa ha contribuido a crear un nuevo paradigma de estrella pop y está redefiniendo las reglas del juego en la industria, por ello es la protagonista de la portada en esta edición dedicada al espíritu grunge, punk y gótico que invade este otoño con matices románticos.
Para esta sesión, Dua Lipa ha sido retratada por el tándem de fotógrafos Luigi and Iango, que con la ayuda de su estilista y confidente, Lorenzo Posocco, entreteje y motiva el oscuro y enamoradizo octubre que propone Vogue España.
A sus 24 años, con 14 tatuajes y más de 34 millones de seguidores en Instagram, brilla en una sesión protagonizada por el cuero, el glitter y una actitud con la que ha contribuido a definir las nuevas reglas del empoderamiento femenino en el mundo de la música. En la entrevista, la cantante habla de sus inicios y de su esperadísimo nuevo material discográfico, previsto para principios de 2020.
“Este año habrá nuevo material. Está cobrando una forma algo más conceptual, y algo más homogénea en cuanto a sonido que el anterior. Ambos tienen en común el punto de partida: las cosas por las que he pasado. Nunca escribo con la intención de convertirme en un altavoz de empoderamiento femenino, es más una cuestión de «me han roto el corazón; voy a escribir de ello». Una terapia. Desde el disco anterior, he creado un círculo tan íntimo con la gente con la que trabajo que en este momento me siento mucho más libre a la hora de expresarme en mis canciones”, dice la cantante.
Sobre su tremendo éxito, Lipa explica cómo su canción New Rules, hoy con 1.900 millones de reproducciones en YouTube, se convirtió de forma insospechada en un himno feminista global en 2017.
“Fue bastante marciano, sobre todo los primeros meses. Recuerdo la primera casa en la que viví, en el barrio de Kilburn, donde compartía un piso con otra chica de Kosovo hija de un matrimonio que conocía a mis padres. Creerás que es un colchón de seguridad, pero no era así. Le gustaba hacer fotos de mi habitación cuando estaba hecha un desastre y mandárselas a mi madre. Yo pensaba: ¿Quién hace eso con 16 años? Pero en realidad fue un bofetón de realidad bastante efectivo. Estaba acostumbrada a la protección, y aquella fase fue una salida del cascarón que resultó muy precoz, pero positiva”.
También aborda su relación con las redes sociales: "Yo he crecido con Instagram y disfruto compartiendo mi rutina con mis seguidores como quien actualiza un blog para contar sus viajes. Por supuesto que esto es ahora, y me ha costado llegar a este punto, no creas. Cuando empecé a ser más conocida, si había nueve comentarios positivos en una foto que subía y uno solo negativo, me obsesionaba con este último. Es bastante injusto porque refleja tus propias inseguridades, y silencia el apoyo positivo. Pero he aprendido a construir una relación más sana con ello, y si subo una foto o un vídeo no vuelvo al rato para ver los comentarios o el número de ‘Me gustas’ que ha tenido. Hoy todo el mundo tiene algo que opinar de cualquier cosa, y no puedo permitirme estar pendiente de todo porque mi salud mental se iría al traste”.
Fuente: los40.com
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