El Loud Tour de Rihanna
Rihanna, posiblemente, una de las mujeres más trabajadoras del mundo del pop, pero también una de las más fiesteras, lo cual resulta en una combinación letal. Durante su gira de 2011 ofrecía shows verdaderamente incendiarios, invitando a sus fans al escenario para hacerles bailes eróticos y e interpretando sus hits con una energía fuera de lo común. Y cada noche, después del concierto, se iba de fiesta en los clubs, inmersa en una bacanal de alcohol, marihuana y strippers que acabó costándole más de una visita al hospital.
El Bangerz Tour de Miley Cyrus
Tanto los videoclips de We can't stop y Wrecking ball como su ya legendaria actuación junto a Robin Thicke en los VMAs nos demostraron que Miley Cyrus había pasado de Hannah Montana a diva enloquecida por el sexo en décimas de segundo. Pero su Bangerz Tour ha ido aún más allá: felaciones simuladas, masturbaciones sobre el escenario y otras tantas travesuras han motivado que una multitud de padres enfurecidos exijan su cancelación inmediata.
El MDNA Tour de Madonna
¿Es posible para una artista no convertirse en una pieza de museo después de treinta años de carrera? Si se trata de Madonna, la respuesta en un "sí" rotundo. La última gira de la Princesa del Pop, además de ser una de las más rentables de 2011, nos devolvió su lado más provocador. A sus más de cincuenta años, la cantante no tuvo problemas en enseñar sus pechos al público, salir al escenario con armas de atrezzo y ofender a la ultraderecha francesa, entre otras cosas.
El Believe Tour de Justin Bieber
Hace tan solo un par de años, Justin Bieber era la estrella más "limpia" del planeta: abuelas, madres e hijas estaban encantadas de que un chico decente arrasara en las listas de éxitos. Sin embargo, desde que cumplió los 18 todo ha ido cuesta abajo, y la gota que ha colmado el vaso ha sido su comportamiento durante el Believe Tour del pasado año. Drogas, encuentros con prostitutas, graffittis en edificios públicos, desplantes a sus fans y problemas con la justicia le han acompañado en cada nueva ciudad.
El Born This Way Ball de Lady Gaga
Born this way ball ha sido uno de los shows más espectaculares de la historia del pop, como pueden atestiguar los centenares de miles de little monsters que tuvieron la suerte de asistir. Escenarios impresionantes, contínuos cambios de vestuario, coreografías de infarto y una Lady Gaga entregadísima le volaban la cabeza a la audiencia cada noche. Pero todo tiene su precio: la gira acabó con la neoyorquina en silla de ruedas, recuperándose de una complicada operación de cadera.
El Yeezus Tour de Kanye West
Si buscas la palabra "megalomaníaco" en el diccionario, lo más probable es que aparezca una foto de Kanye West, y es que el rapero, que nunca ha ido sobrado de , se encuentra ahora en el punto álgido de su ego-trip y directamente se cree un dios. En su actual gira le hemos visto cantar a dúo con un tipo disfrazado de Jesucristo, parar un concierto a mitad de canción para lanzar un discurso contra la prensa o subirse a lo alto de una montaña de cartón piedra para soltarnos su sermón.
El Back to Black Tour de Amy Winehouse
Los amantes de la buena música aún lloran la muerte de Amy Winehouse, una de las voces más personales de la década pasada, pero lo cierto es que, mientras vivía, muchos llegaron a considerarla una caricatura andante. A medida que la artista se hundía en el pozo del alcoholismo y la drogadicción, sus actuaciones se convertían en espectáculos cada vez más lamentable. Tristemente, su último concierto fue uno de los peores: apenas podía tenerse en pie, no recordaba la letra de sus canciones y acabó abandonando el escenario entre abucheos.
El tercer Anger Management Tour de Eminem
Desde los comienzos de su carrera, Eminem se presentó ante la audiencia como un artista torturado con un pasado oscuro, una imagen fascinante para el sector adolescente de su público. Pero en 2005, los demonios del rapero pudieron con él, y en mitad de la gira más salvaje de su carrera, se vio obligado a abandonar la carretera para ingresar en una clínica de rehabilitación para recuperarse de su adicción al Vicodin, que le había costado una sobredosis.
El Dead to the World Tour de Marilyn Manson
Actualmente, los conciertos de Marilyn Manson son una atracción pop como tantas otras, pero la gira de presentación de su clásico Antichrist Superstar (1996) lo convirtió en el enemigo público número uno de la América más conservadora. Sobre el escenario, el cantante quemaba biblias, defecaba e imitaba a Hitler, mientras fuera se agolpaban hordas de fanáticos religiosos y políticos de derechas que pedían su cabeza. ¡Qué tiempos aquellos...!
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